divagaciones, elucubraciones, epistolas, despachos, pensamientos, emociones, caminatas y sobre todo vuelos acerca y desde las lejanas tierras del fin del mundo, entre la Cordillera y el Mar. Las palabras aqui empleadas solo representan el sentir subjetivo de quien las escribe, osea, yo mismo mismamente. Eso sería...

miércoles, noviembre 16, 2005

Con Bombos y Platillos !!!

Los 15 minutos de fama...
Warhol, sacúdete en tu cripta.



Si al comenzar estas líneas hiciera pública confesión de mi timidez, quizás buena parte de los lectores de esta suerte de columnas de todo y nada, podrían creerme, al menos no tendrían motivos suficientemente razonables para no hacerlo. Hago esta aclaración por que a pesar de los hechos que narraré a continuación eso de la timidez es tan verdad como que... mm, bueno, como cualquier cosa demasiado obvia.

Bueno ser tímido es una cosa, ósea de Don Juan por los caminos de la vida ni hablar, pero el miedo a ridículo público lo perdí hace rato, con todo eso de la era del rock and roll y apariciones varias, caracterizado de los más siniestros y lisérgicos personajes, adquirí una suerte de capacitación para ser frente a un público relativamente “numeroso”, ayudado también por un aspecto exterior que poco ayudaba a pasar desapercibido. Osea hace 5 años atrás acá nadie tenía el pelo de colores e incluso había gente que me hacia señas desde las micros, el Ata es testigo... jajaja.

Recuerdo una anécdota ocurrida en Cálculo I (la venganza de la Derivada, parte 1.5), en que la profesora tenía prohibido estrictamente usar algún tipo de gorro en su clase... un día me mira y me dice:

- “Sr. @#$%&#@ sería tan amable...”

, y yo:

- pues si si, disculpe no hay problema ...

al ver mi sedoso cabello color naranja, me dice:

- “no, no, sabe... mejor déjeselo puesto”.


Bueno, hechas las aclaraciones y los enredos de rigor, paso a narrar la historia que hoy me trae hasta aquí..., que por cierto hoy está dedicada a alguien que quería reírse, porque eso siempre ayuda, a ver si desde acá te dibujo allí una sonrisa.


Y dice así...

Corría el año 2000, ese que cuando pequeños creíamos (que ilusos, primero Santa Claus y ahora esto), que habría autos voladores, viajes a Saturno en naves espaciales y a Kualalumpur en bicicleta. Bueno en este fin del mundo yo estaba abocado a la tarea de construir una casota para un señor que tenía mucho dinero (aún debe tener), y pues como con plata se compran huevos hice algunos buenos negocios con ciertas empresas proveedoras.

Debo dejar explicitado que mi vestimenta de trabajo dista mucho de los modelitos de versacce o calvin klein, sino se identifica mas con la moda industrial... jajaja, es decir, una camisa poco formal, jeans de mezclilla, zapatos de seguridad y si hay algo de frío una chaqueta normalita o un sweater.

Cierta tarde recibí la llamada telefónica de un amigo vendedor de productos, invitándome cordialmente a una charla técnica de Cementos Bio Bio, lugar Hotel “El Araucano”. Como nunca está demás asistir a esas cosas para ver que tecnología de la segunda guerra mundial traen como la novedad del mercado shilensis, agradecí su invitación y organicé mi ocupada agenda (jjaja), para ir.


Hice extensiva además mi invitación a mi progenitor, con la esperanza de que fuera y no tener que ir solo, pues algo raro me temía, las ventajas de la intuición femenina (srta. Jones muchas gracias). Pues llegado el día del evento y luego de una agotadora jornada laboral en que terminé algo más sucio que de costumbre, agarré mi mochilita y partí rumbo al Hotel.

Resumiendo llegué a una hora bastante prudente, así que fui testigo de las hordas de personajes que llegaban y llegaban en un 99,99 % de traje y corbata (seguro ya adivinan quien era el 0.01), mi padre no llegó (nada de raro), y he de confesar gallardamente que estuve a segundos de irme a casa y no entrar. Finalmente me dije a mi mismo, oye mismo y si tienes la invitación con tu nombre y apellidos, ¿por qué diablos no entras?... mi mismo tenía razón... le cerré un ojo en señal de que estaba todo entendido... y entré...


Lo siguiente en la aventura fue posicionarme en un asiento lo suficientemente poco vistoso para asegurar mi poca “ubicabilidad” en el recinto de la conferencia. No contaba con que mi parte preguntona apenas abierta la ronda de preguntas formularía un par de cuestionamientos al expositor y que todos iban a mirarme. A esa altura algo me importaba aún ser lejos el peor vestido de la jornada, ósea en esos programas de E! me hubieran hecho trizas. Bueno terminada la exposición, mi brillante participación en el debate (ja), y la entrega de los souveniers de costumbre, aparece de la nada un tipo que a viva voz dice:

Invitamos a los presentes a un pequeño cocktail en el salón “rumlplisktschenko” (no era así pero no me acuerdooo).

Ni que decir, a todos se nos sonrió la cara al oir lo del mentado cocktail, siempre con alguna cosita rica que comer y algo mas para no atorarse. Grande fue mi sorpresa cuando al hacer ingreso al salón aquel, empiezo a cerciorarme de que la disposición de todo no era la de un cocktail, sino la de una cena. Con la agilidad de un equidna en época de celo, barrí todo el salón con un ojo en cada dirección para ubicar a un par de conocidos con quien compartir mas agradablemente la mesa, después de todo “mas vale borracho conocido que alcohólico anónimo” ¿no? Bueno, logré reunir a un par de ex compañeros de Universidad, la novia de uno de ellos y un par de señores entrados en años pero con cara de simpáticos. Como resultado obtuve una mesa bastante heterogénea donde mi poco “normal” aspecto dada la ocasión no tenía la más mínima importancia.

Ahora ya todo se empieza a complicar...

Luego de tomarme 4 o 5 aperitivos (si, yo sé que lo normal es uno, pero he de haberle caído en gracia a la niña que servía y en pedir no hay engaño). Caigo en la cuenta de que frente a pobre humanidad había 17 cucharas, 48 tenedores, 6 cuchillos y tres copas (que eran las que a mí me importaban). Osea si era una cena con todas sus letras. No recuerdo con exactitud que manjar habré degustado aquella vez pero lo que si me llenó de felicidad el alma (bueno y la traquea, esófago y demases), fue comprobar empíricamente que por lo menos dos de aquellos vasos eran de virtud, cuasi mágicos. Me explico, por alguna extraña razón (y obviamente la eficiencia de los meseros, gracias dondequiera que estén), automáticamente al vaciar su etílico contenido eran llenados una y otra vez... que maravilla !!!. como bien diría mi sabia abuela “al sordo le dijeron”, después de todo esas cosas se dan pocas veces en la vida..., en resumen entre la entrada y el plato de fondo, ya se me trababa la lengua.

Mientras disfrutábamos todos los comensales de singular atención, el mismo tipo que nos había hecho la bendita invitación a pasar al salón anuncia que a continuación los diversos grupos culturales de la Empresa pasarían a presentar unos pequeños números “artísticos” para el deleite de los invitados. Así las cosas, tuvimos la suerte de oír al coro de la empresa y al conjunto de danzas folklóricas, luego de lo cual se presento un humorista que “casualmente” yo conocía desde la tierna infancia, entre lo chistoso que en verdad es él y la cantidad de alcohol n el organismo de los presentes todo el mundo se rió a carcajadas. Me alegré mucho por él y antes de que se fuera, pude saludarlo y ofrecerle una copa.

Pasado el show humorístico, se venía la presentación del club de tango, con una pequeña orquesta compuesta por un piano, un bandoneón y contrabajo. Al terminar dicha presentación el mismo tipo de siempre increpa al público y dice al micrófono:

"Ahora es el turno de que nuestros invitados participen mas activamente, por favor formen algunas parejas y pasen al escenario".

Bailar nunca ha sido mi fuerte, así que por mas copas que tuviera en el cuerpo no iba a ir yo a dar un pobre espectáculo coreográfico. Así que tranquilamente seguí en lo mío, que a esa altura eran unos cuantos bajativos (uff), siguiendo la premisa y la técnica empleada durante el aperitivo, es decir, apelando a la gracia de la chica que servía y a la máxima de que en pedir no hay engaño. Puede que el factor dado por mi inadecuada vestimenta, digna de un fiel representante del pueblo shilensis, le haya hecho cierta gracia y que se identificara con mis ansias de aprovechar ese momento de cenicienta en el palacio real. Jajaja


Bueno al concurso de tango improvisado fue a participar una ex compañera con un NN, al terminar la pieza el “animador” (el tipo de siempre), le dice muy sarcásticamente : “muy lindo su vals”, bastó eso para que el público castigara la soberbia de él con otorgarle mediante el aplauso el primer premio a esa pareja... y cual era el premio??? ... pues una botella de Whiskie... uff... debo confesar que no soy muy amigo de ese destilado, por temas sociales y también gustativos, pero al ver que con el mínimo esfuerzo era perfectamente probable terminar con una de esas en la mochilita, si se me abrió el apetito... o mas bien la sed...


Finalizado el revuelo amarillista del concurso aquel, nuestro carismático animador comienza a decir que ahora la orquesta dirigida por el Maestro Perico de los Palotes, interpretará algunas melodías conocidas por todos y quienes se atrevan a interpretarlas se harán merecedores de un premio... ahí estaba mi oportunidad.

Demás está decir que a esas alturas mi estado era de total y absoluta embriaguez, pero siempre con mi calidad humana intacta (de hombre trapo nada e inconsciencia tampoco eh).
Pues atento a la melodía comienzo a escuchar los acordes de “La Joya del Pacífico” canción casi himno de la querida ciudad de Valparaíso, nadie en el salón cantaba con la honrosa excepción de un compañero de mesa, a mi lado, y su humilde narrador. De improviso el animador se acerca a nuestra mesa y le entrega el micrófono al Papelucho (apodo de aquel ser, ex compañero de universidad y en esos momentos traidor a mis propósitos), éste ni tonto ni perezoso balbucea el coro de dicha canción:

Del cerro Los Placeres
Yo me pasé al Barón
Me vine al Cordillera
En busca de tu amor
Te fuiste al Cerro Alegre
Y yo siempre detrás
Porteña buenamoza
No me hagas sufrir mas


"Se lo ganó o no se lo ganó???"

Siiiiiiiiiiiiiii, gritaron todos, y entre aplausos y le dieron su premio...

Increpé en duros términos su traición, argumentando que habíamos cantado los dos y esa botella era tanto suya como mía. Obviamente hizo caso omiso y solo me dijo, : ahh si a la otra vas tú ¿cuál es el problema?. Obvio que voy, le dije.


Pasados esos segundos de discusión paré la oreja, para no perderme la oportunidad de obtener mi triunfo... no pude reconocer la siguiente melodía y la novia del traidor dijo que era de Luis Miguel, así que cero posibilidad, confundí mis lágrimas con el licor del bajativo que aún me quedaba (cual era el número no lo sé). Le dieron el micrófono a una chica que solo dijo tres palabras, por su osadia el público la castigó y no le dieron el premio... jejeje. La orquesta iba a continuar con el mismo tema y el público encolerizado gritaba:


Que la cambie, que la cambie !!!!!!


Y como a veces hay que escuchar la voz del pueblo, llegaron hasta mi un par de notas... las reconocí de inmediato, tantos bautizos, casamientos, años nuevos, bingos bailables y todo, por fin darían sus frutos.

Ahora si...

Corrí hasta el borde del escenario, le arrebaté el micrófono al animador, salté arriba del escenario y en una coordinación mágica con la orquesta entoné:

Estaba yo recordado junto al mar
En una tarde tibia de sol

La historia que mi abuelo solía contar
de aquel viejo Galeón español


y aquel humilde invitado tenia a todo el público a sus pies, haciendo palmas y queriendo ir a bailar a la pista...


El galeón español llegó
El galeón espera en el mar

Al aire su bandera su estampa señera
Un mundo a de conquistar...


La canté de proa a popa (jajaj), ya iba a entregarme mi premio...pero lo “peor” de todo fue que al terminar mi interpretación, la consigna popular solo era una:


OTRA OTRA OTRA OTRA !!!!!!!!!!


Dos señas con el maestro de la orquesta y nos fuimos....


No puede vivir sin ti
Mi angustiado corazón

Todita la noche cariñito

Me la paso en vela mi amor

Solo en ti pensando
y por ti sufriendo

vuelve pedacito de mi vida
yo te lo suplico por Dios
no hagas desdichado a mi corazón....


El jolgorio era total, la gente estaba toda como loca, indiscutiblemente era yo el alma de la fiestaaaaa.....


Que vacio hay en mi alma
Que amargura en mi existir
Siento que me haces falta

Yo no se vivir sin ti...
Todita la noche cariñito

Me la paso en vela mi amor

Solo en ti pensando
y por ti sufriendo
vuelve pedacito de mi vida
yo te lo suplico por Dios
no hagas desdichado a mi corazón....


Cuento corto, en la mochilita se fueron dos botellas de whiskie, 7 millones de aplausos y las felicitaciones sinceras de todo el que me saludo luego de mi show... y el orgullo de quien me invitó, que decía sonriente: Yo lo invité...

Demás está decir que esos 15 minutos de fama duraron un buen tiempo, en que en gran parte de los locales en que iba a comprar cosas para el trabajo me decían:


"Disculpe señor, es usted el que cantó en el Hotel ¿no?"

Eso es hacer el ridículo, con bombos y platillos y yo que había pensado irme sin entrar...



Buenas noches, ojalá te hayas reído ;)




3 Opiniones:

Anonymous Anónimo said...

Buena anécdota.
Sinceramente me reí.
Lo del cobro del otro premio, un poco difícil por ahora. Vivo cosas extrañas que ya te contaré.
Cariños.

noviembre 17, 2005 1:48 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

EXCELENTE BLOG, Cesar
Hsitorias sabrosamenete melancólicas, rudas, sencillas y lúdicas. Como una partida de naipes que no para hasta que una ventolera las vuela o las cervezas se llenan de arena. Imagino así tu gesto, como montra una campaña en el medio del desierto y sentarse a mirar las estrellas muertas hace miles de años.
Una voz, qué más?

Un abrazo
tu hermano Roberto

diciembre 15, 2005 8:53 p. m.

 
Blogger ******** said...

¿te ha pasado que estás gloogleando, pinchas un link,
aparece un blog -lugar donde sabes NO está lo que buscas- y piensas "mmm, debiera fijarme más la próxima vez que pinche un link"? jeje, ahora que lo pienso es más probable que la respuesta sea no; pero el punto es que eso me paso ahorita a mi,
de todas maneras, por una tincada lei tu crónica,
esta,además de darme un poco de ánimo -que se agradece- me ayudó a encontrar lo que buscaba.
Nada más eso,
después de haber gastado unos minutos leyendolo, pensé que se ganaba más gastando otro minuto en que lo supieras.

saludos
MªIsabel

abril 27, 2008 11:24 a. m.

 

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