divagaciones, elucubraciones, epistolas, despachos, pensamientos, emociones, caminatas y sobre todo vuelos acerca y desde las lejanas tierras del fin del mundo, entre la Cordillera y el Mar. Las palabras aqui empleadas solo representan el sentir subjetivo de quien las escribe, osea, yo mismo mismamente. Eso sería...

miércoles, noviembre 09, 2005

Oh Blanca Navidad...

La Gran Estafa de Diciembre


Tal vez aún sea algo precipitado de mi parte poner este tema en el tapete, pero por estos días he tenido un par de razones que me han traído a la memoria el maldito mes de Diciembre y su consabida onda de paz y amor.

Aunque creo y espero que la mayoría de los lectores de esta “tontera” (mis fieles 5 pelagatos), tienen absolutamente claro el carácter subjetivo de estos escritos, nunca está de más mencionar que todo lo aquí expuesto está sesgado por mi experiencia personal, por la mochila que me ha tocado cargar en esta vida, por lo tanto no pretendo nada más que mostrar mi lado de la moneda. Si alguno de los incautos que cae aquí por mera casualidad le parece algo “patético”, es posible que tenga toda la razón...

Veamos...

Diciembre, ese último mes de cada año, me produce una profunda nostalgia (a excepción del día primero por motivos estrictamente personales...), muchas de las historias que juntas conforman lo que llevo de vida nacen o mueren en ese mes. La mayoría del tiempo termino riéndome de todas esas desdichas, pero eso por lo general es durante todos los demás meses. En Diciembre, no..., sin ir más lejos recuerdo el último día del año 2002, en que me fui a la cama bastante temprano y luego del buenas noches acostumbrado solo atiné a decir: “Despiértenme el próximo año”, la semana que acababa con ese día había sido fatal y por más empeño que le puse al asunto no había caso...

Desde mi tierna infancia me sentí estafado por la maldita Navidad, sin duda el icono del mes, algunos podrán recordar que ese día en la televisión (donde solo habían dos canales “el 4” y “el 5”), había un bombardeo de dibujos animados con los que supuestamente los niños de este país esperaban la llegada del “Viejito Pascuero” (...y porque pascuero si es Navidad???), a mi ... nada, me echaban a la cama tempranito con no recuerdo que excusa, quizás porque existía aún el miedo de que ese “viejito” llegara vestido de verde y con botas militares. Luego en mi bendita costumbre de preguntarme tonterías pensaba porque diablos el anciano ese andaba tan abrigado si aquí era verano y hacía calor. Puede que me hayan contestado que venía del polo, pero ¿y eso qué?, acaso en el trineo no podía echar un par de shorts y una polerita, si hacia ratito que estaba viniendo y ya conocía el clima, en fin, siempre acababa pensando que el viejito o estaba loco o definitivamente era bien güeón. Eso mientras duró el engaño, él fin de éste fue en un año que movido por mi curiosidad y aprovechando la ausencia de la facción adulta de mi hogar registré la casa de punta a punta encontrando sin mayor esfuerzo una cantidad, que ahora no puedo precisar, de regalos ocultos en un ropero y unos más en un baúl de mi abuelo. Esa vez les dejé creer que aún me seguían engañando pero en cierta medida me sentía bien por haber descubierto su plan, muy lejos de sentirme idiota por haber sido engañado durante esos primeros años de mi vida. Ahora que lo pienso de allí debe venir la expresión que uso cada vez que alguien me saca de un error enfrentando una nueva versión de la realidad con la que hasta ese momento yo tenía: “He vivido engañado toda mi vida”, je je. .Como mi hermana era aún muy pequeña debí sumarme por algún tiempo a montar ese teatro de fin de año y aprenderme el personaje que me tocaba interpretar para que la pobre siguiera creyendo en lo sucesivo que aquel ser de barba blanca y traje rojo era el que traía los regalos. Que inocencia esa de escribir cartas al “Polo Norte sin número” y depositarlas en algún buzón del correo para que el puto viejo las recibiera... cuantas veces quise increparlo por haber cambiado mi pliego de peticiones de formas tan burdas como lo hizo. Una vez descubierta la verdad dirigí mis rencores a los verdaderos culpables de defraudarme algunas Navidades al cambiar, por ejemplo, aquella tortuga que había pedido por una lisérgica tortuga de lana (si, de lana y tejida a crochet con colores que solo una usuaria de LSD habría elegido), o el loro que añoraba tener para enseñarle a decir garabatos por uno de algo parecido al p.v.c. (policloruro de vinilo), e inflable que “adornó” la parte superior del Sony de 14” en blanco y negro que teníamos en aquel entonces (tengo testimonios fotográficos de ello). No hay derecho... en fin, reconozco con hidalguía lo poco convencional de mis peticiones... pero así somos los niños.

Acabo de recordar, a propósito de peticiones raras, que una amiga una vez me contó que para una Navidad le había “pedido al viejito” una máscara de buceo, con snorquel y un flotador. Para su alegría eso fue lo que recibió y al día siguiente mientras todos los demás niños jugaban con sus juguetes nuevos, o andaban en sus bicicletas, ella se paseaba por el barrio disfrazada con sus obsequios como habitante de otro planeta...nada más escuchar su historia imaginé la cara de los demás al verla allí luciendo sus regalitos, ¿freak verdad?

En fin, pronto la gente comenzará a juntar dinero para dar algo de “alegría envasada” a los niños, los más recurrirán al viejo truco de endeudarse en “faladeuda”, “almacenes por ahí” o cualquier tienda donde puedan usar dinero plástico y pagar en cómodas cuotas mensuales. Recuerde “compre ahora y comience a pagar en Abril”. Todo el interés que usted tiene por hacer felices a sus niños nosotros se lo cobraremos después.

Así están las cosas, seguramente ahora los niños enviaran e-mails al viejito (el veterano usará msn?), y sus padres les dirán que por un convenio establecido son ellos los encargados de adquirir los obsequios y que el viejo les reembolsará el dinero junto con la devolución de impuestos que hace el Estado. Los chicos de ahora son más “vivos”, cuesta más engañarlos, pero ya saben... “hecha la Ley, hecha la trampa”

De todos modos en televisión podrá usted informarse a cerca de las últimas novedades en juguetes para los niños, la “novedad del año para los regalones”, así que ahí tiene una guía para que se oriente sobre cuanto le va a costar la gracia. También en la misma televisión verá a los “famosillos” de siempre diciendo que es necesario recuperar en verdadero sentido de la Navidad, que lo importante es pasar las fiestas en familia y agradecer por la oportunidad que tenemos en un nuevo año para que nuestros sueños se hagan realidad. Ya no venden cuetes, voladoras, estrellitas, viejas, y hace un montón de años que no veo a un grupo de chicos con un tarro con carburo, todo eso era peligroso y dañino, es mejor quedarse en casa, decorando un pino artificial para proteger el bosque (o a las empresas forestales que usufructúan de él), soñando que alguna vez para esta fecha caiga nieve en este fin del mundo.

Saben?... yo también había pedido algo para esta Navidad, pero creo que una vez más... será para la otra...

Y usted ¿qué le va a pedir al Viejito?...