divagaciones, elucubraciones, epistolas, despachos, pensamientos, emociones, caminatas y sobre todo vuelos acerca y desde las lejanas tierras del fin del mundo, entre la Cordillera y el Mar. Las palabras aqui empleadas solo representan el sentir subjetivo de quien las escribe, osea, yo mismo mismamente. Eso sería...

viernes, noviembre 25, 2005

Bailable y sin Orquesta. vol. 1

El Gran Casamiento Gran

Debido a la gran cantidad de personas (una vez más exagero), que nada mas encontrarme en cualquier lugar me intimida con la preguntita de rigor:

¿Y? ¿Cómo estuvo el casorio?

Dedico a ellos este relato de los acontecimientos que se sucedieron durante el último tiempo, trataré de hilar un montón de cosas que desencadenan el pasado Viernes 18 / Sábado 19 del año en curso, en lo que ningún medio de comunicación serio calificaría como “La Boda del Año”.-

La otra dedicatoria es obvia ¿verdad?

Por favor damas y caballeros... pónganse cómodos y abróchense los cinturones, nos fuimos...


Primer acto: Miss Deborah Harry

Por allá por el año 2003 después de Cristo en una época bastante oscura de mi vida, esa en la que uno se empeña en seguir la ruta de un pájaro herido... con ausencia de lluvia y exceso de líquido al interior del organismo (de alguna forma hay que compensar esa sequedad). Cuando me hice parroquiano de los más diversos boliches y bares de la ciudad, y disfrutaba de algunos “privilegios” en comparación al resto de los mortales. Aquel tiempo en que escribía en servilletas, etiquetas de cerveza, boletos de micro, mesas de melamina blanca, en las manos, en los brazos y en las hojas que el viento dejaba bajo mis pies. Cuando en definitiva todo era factible de transformar a volúmenes medibles en litros.

En una de esas húmedas jornadas, cuando ya cerraban el último de los bares de la ciudad (es necesario aclarar que debe haber sido miércoles o jueves), y me vi en la obligación de peregrinar hacia mi hogar aproximadamente a las 4 de la mañana, me detuve con la ingenua idea de que asomara algún colectivero insomne (colectivero: dícese del conductor de “colectivos” que son una especie de taxis con tarifa y recorrido fijos), un Travis Binckle criollo, que pudiera llevar en forma rauda por las calles de la ciudad directo a la casa. Pero a esa hora... nada... Allí estaba su humilde narrador sentado al borde de la solera de la calle en la esquina de Maipú y Lincoyán , cuando de entre la oscuridad de la madrugada aparece sin que logre percatarme un ejemplar hembra de Felis Catus de corta edad, es decir una gata chica, sin solicitar permiso alguno se deposita cómodamente sobre mis piernas y comienza a ejecutar el clásico ronroneo felino, esa era lejos la mas grande manifestación de cariño que había tenido en meses y que mas decir, la gatita se ganó mi total aprobación. A los pocos minutos divisé un par de focos en dirección hacia nosotros, al comprobar que era un taxi (que no colectivo), le hice detenerse y luego de comprobar que solo tenia “una luca” ($1.000), pongo mi mejor cara de ebrio simpático y le digo. Buenas mmm, ¿noches?, ¿nos puede llevar por luca hasta @#$%&€?, me responde que va con un pasajero y que si a él no le incomoda no tiene problema en que hagamos negocio, pero si debo acompañarlo antes a dejarlo a él. El amable señor aludido da su visto bueno al tema, giro la cabeza y digo. Ya, vamos... el chofer me mira y me dice ¿va solo?.... pues No, con la gata. Jeje

Resumen llegué cerca de las 5:30 a.m a la casa a golpear porque no llevé las llaves, me abrió la puerta mi abuela, la miro y le digo que no vengo solo y le muestro la gata. Desde ese día ya nunca se fue de aquí.

Nunca quedó claro si la gata me recogió a mi o yo a ella, pero por su color amarillo (además del blanco) recordé a aquella vocalista de una banda de rock que al bautizar dicha banda recordó que todo el mundo al desconocer su nombre le decia: “hey blondie”, y le llamó así, pues esa joven le dio nombre a la gata: Deborah Harry. Lo curioso es que la gente del bello barrio le llama “Rucia” (que es Rubia en shileno).


Segundo acto: Resumen noticioso.

Enumeraré algunos acontecimientos que si bien pueden ser obviados sirven para darle tensión dramática a la historia en general, por cierto están en orden cronológico.

1 Un día, después de sentir el dolor físico más grande de mi vida y aguantarlo por 5 horas, llamé a una ambulancia para ir a parar al servicio de urgencias del hospital. Suero, calmantes, etc. El diagnóstico primitivo fue cálculos renales. Entre que me fui a casa ese día y me hice los exámenes que comprobaron que no eran cálculos sino un problema al hígado, fui tres veces más a urgencias a que me inyectaran, si bien no llegó a dolerme como la primera vez, siempre era un lío. El resto es conocido, dieta y nada nada de alcohol.

2 Por los mismos días mi hermana comenzó con unos dolores similares, aplicamos urgencia de nuevo, exámenes y como resultado ella si tenía cálculos (mas bien tiene). Uno de ellos de casi un centímetro y como la pobre es taaan “gorda” (léase con toda la ironía de la vida y el mundo), por recomendación médica la operación no puede ser “tradicional” sino con láser (obvio, siglo XXI), lo que por el sistema público de salud tiene por costo la módica suma de $2.000.000.-

3 Un par de semanas después de eso (a esta altura ya se pone como comedia de humor negrísimo), mi madre se sentía algo mal, la tuvimos descansando dos días y ya al tercero la llevamos a la clínica (y el hospital?, pues no, por una muy atroz experiencia anterior con mi abuelita). Diagnóstico: infección renal grave, cálculos biliares y diabetes avanzada. Y ojo que ella se controlaba cada 4 meses y tomaba medicamentos para prevenir la diabetes ¿alguien me explica?. Estuvo 1 semana en la clínica, la dieron de alta con dieta estricta y aún queda pendiente lo de la operación de los cálculos.

4 Mientras mamá estaba en la clínica despidieron a mi padre del trabajo, después de mas de 10 años y trabajando hasta 25 horas diarias, que explotadores. Una maquinación muy truculenta de un señor bastante desagradable que cree que el mundo funciona según su antojo. Si bien papá no vive acá, sino con su novia “treinteañera”, el asunto afecta y bastante.

5 Y yo pues quedé desocupado a los días, acabé el trabajo en que estaba y quedé en espera de que comience el trabajo en otro lugar. Lo que aún no sucede.

...continuará

2 Opiniones:

Blogger trabajadorsocial said...

Hola, me entrtuve con tu relato, el de la gata y las calles de Temuco en madrugada, esas que son tan oscuras como los deseos en el anden,antes de subir al nocturno a Stgo.
Saludos desde Canada....y yo pensaba que esto es el fin del mundo.
Luis

noviembre 27, 2005 2:12 p. m.

 
Blogger Tole said...

Estan entretes tus relatos!

noviembre 28, 2005 11:48 a. m.

 

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