divagaciones, elucubraciones, epistolas, despachos, pensamientos, emociones, caminatas y sobre todo vuelos acerca y desde las lejanas tierras del fin del mundo, entre la Cordillera y el Mar. Las palabras aqui empleadas solo representan el sentir subjetivo de quien las escribe, osea, yo mismo mismamente. Eso sería...

miércoles, noviembre 30, 2005

El Mostro de Pangue

Las Locas Aventura de Don Camote de la Changa
y su fiel compañero Zuncho Charamusca.




Cuenta la leyenda que en las tierras del alto Bio Bio, luego de que fueran inundadas a causa de la construcción de una nueva central hidroeléctrica, de entre las aguas del lago artificial que se formó emerge en noches cualesquieras (los verdaderos “mostros” no se rigen por normas o convenciones), un ser abominable, si, mas abominable que ese tal hombre de las nieves, que ruge por aquellas altas tierras en busca de algún tipo de maquinaria pesada que destruir.

Dicen los lugareños que según se puede leer en antiguas escrituras encontradas en el mar de agua seca y escritos en lengua huanalquense (que solo unos pocos privilegiados conocen y aún menos dominan), estaba escrito que el ser se formaría cuando al caudal del río cayera un pedazo de alambre de cobre chileno, con aislante azul, se fusionara cósmicamente con un piñón bajo el agua, hubiese un temblor grado 3 en la escala de Richter (que como conocían a Richter yo ni idea), y lloviera debajo del puente 7 del río Andalién. Y aunque cueste creerlo eso si pasó.

No obstante su ferocidad y capacidad destructiva Godzilectra (como le llaman los lugareños, contaminados obviamente por la cultura de “tardes de cine”), se alimenta de moras silvestres, digüeñes e infusiones de floripondio.

Nuestros héroes se encontraban en Monteáguila disfrutando de las delicias del campo findelmundense, pero una tarde en que Don Camote se tendió a dormir la caña bajo la sombra de un sauce tuvo un sueño bastante poco ortodoxo, soñó que su amada Agrinea era tomada de rehén por un monstro desconocido. Se despertó sobresaltado y con dolor de cabeza (no contaba con que la sombra iba a correrse ni con dormir tanto rato), le ordenó a su escudero que averiguase todo lo posible acerca de la existencia de dicha abominación. Mientras lo esperaba se tomó un harina’ito (vino con harina tostada, llámese tmabién Chupilca), para reponerse. A la llegada de Zuncho y tras escuchar su relato con los ojos cada vez mas fuera de sus órbitas le ordenó cargar las alforjas con algunas tortillas de rescoldo y dos garrafas de jugo de uva fermentado, pues presentía que sería esta una dura batalla.

Emprendieron el rumbo hacia el lugar, tratando de esquivar todas las plazas de peaje pues no tenían un miserable peso en los bolsillos. Caminaron durante el día y la noche pues en su corazón Don Camote sentía que no había tiempo que perder y no podía correr el riesgo de perder a su amada Agrinea y menos en las fauces de una criatura tan poco querible. Zuncho agotado, sacaba fuerzas de gordeza, para seguir fielmente los pasos de su máximo ídolo. Tantas noches había soñado en ser como él, contar con su belleza, su prestancia, su gallardía y su falta de miedo frente a cualquier peligro.

Finalmente arribaron a las tierras del alto Bio Bio, alojaron en una cabaña de propiedad de la señora Doraliza, que les ofreció también algunos manjares caseros para su disfrute, lo que además les ayudó a reponer fuerzas después de tan largo viaje. Luego de una siesta y de terminar con el contenido de las dos garrafas, ya cuando el sol se ocultaba, se internaron en el bosque para buscar al temible Godzilectra.

Luego de deambular durante horas sin la más leve señal del mostro, Zuncho le indica a Don Camote que ha encontrado unas huellas. Luego de ver la conveniencia de seguirlas (y hacer una lista de pros y contras), se encaminaron por aquel sendero descrito en medio del bosque.

Llegaron a una cabaña bastante a mal traer (desde lejos parecía de esas soluciones habitacionales del gobierno), pero no era lo que esperaban. Al hacer ingreso en ella, se dieron cuenta de inmediato que se trataba de un laboratorio clandestino en donde se elaboraba licor de piñón, un brebaje etílico de dudosa salubridad y de desconocida graduación alcohólica. Zuncho, que de química solo conocía el principio de la destilación, hecho a andar la “maquinaria” y luego de unos minutos por un extremo, al final de una cañería de cobre de un cincuentaysieteavo de pulgada, comenzó a gotear lentamente el elixir. Esperaron pacientemente a que se llenara un tarro vacío de jurel tipo salmón (Zuncho siempre afirmaba que por muy inútil que pareciera en ocasiones su cargamento siempre hay una oportunidad de usar mas de alguna cosa), y una vez lleno se lo repartieron a razón de 30/70 y lo bebieron de una vez. No tenía sabor alguno, se sentía tibio en la boca y a parte de los seiscientostreintayocho tiritones sentidos en el acto mismo de beberlo no sintieron nada más.


Al rato Don Camote sacó de su bolsillo una baraja de naipes y le movió las cejas a Zuncho para jugar una partidita, éste aceptó de buena gana (siempre le daba en el gusto) y se arrimó a una improvisaba mesa llevando consigo un trozo de pescá seca para entretener al sistema digestivo.

Estaban en eso... cuando...

- Shhh!! silencio Zuncho... oid
- Que os sucede Don Camote?
- Prestad atención fiel Zuncho... es Godzilectra
- Diablos Don Camote ¿qué haremos?
- Pues lo que hemos venido a hacer...

Armáronse pues nuestros héroes con lo que hallaron mano y salieron al encuentro del espantoso ser. Nada más caminar unos metros lo tuvieron frente a sus ojos. Como una sombra misterios en medio de los árboles del bosque. A Zuncho le temblaban las piernas, no podía articular palabra frente a la enorme bestia que tenía ante sus ojos. Godzilectra solo emitía un zumbido ensordecedor un tzzzzzzzz que era capaz de dañar los oídos de cualquier ser viviente. Permanecieron impávidos por algunos segundos, hasta que un acto de heroica valentía (como debe ser), Don Camote exclama a viva voz:

A por él Zuncho, ahora es cuando !!!!!!!

Y se lanzaron al ataque.

Godzilectra permanecía inmóvil, no dejaba de emitir ese atroz zumbido y resistía sin chistar a los embates de Don Camote y Zuncho, que le golpeaban con todas las fuerzas de su alma.

Donde teneís a Agrinea??? Maldito!! – le interrogaba Don Camote

Frente a la falta de respuesta del mostro, Don Camote soltó su espada (de acero CAP fundida y fraguada en el altohorno de Huachipato por un viejo orfebre/armero/artesano de la comuna de Hualpén y bañada por las coloradas aguas del canal El Morro), se agarró de una de las cuatro gélidas piernas de Godzilectra (si, tenía cuatrooooo), y comenzó a escalar con la idea fija de llegar hasta su cuello y clavar en el puñal que le había regalado su compadre el Comandante Coloma antes de partir al exilio. La escala no estuvo exenta de riesgos, porque nada más subir unos metros, se encontró con una gran cantidad de espinudas matas que servían de protección al mostro. Sorteado ese obstáculo y con los ojos llenos de ira y la sangre a punto de entrar en estado de ebullición sintió por todo su cuerpo una feroz descarga energética que lo dejó fuera de combate. Cayó como cuerpo muerto sobre la entera humanidad de Zuncho y ambos quedaron ahí... desplomados, a merced de la noche y del mostro...

Por la mañana apenas despuntaron los primeros rayos de sol, Don Camote se despertó sobresaltado, con un atroz dolor de cabeza, mas sudado que caballo de bandido, y con una sed de los 1000 demonios...

Alá Zuncho es hora de partir !!!

Godzilectra o lo que fuera seguía ahí erguido, incólume... mientras se alejaron en silencio aún podían oír el atroz zumbido...

Tzzzzzzzzzzzz Tzzzzzzzz

Nunca !!! nunca más destilado de piñon Zuncho - le dijo a su fiel compañero de andanzas mientras lo abrazaba...

Sí Don Camote, nunca más...


"Me gusta el vino
porque el vino es bueno
pero cuando el agua brota pura y cristalina de la Madre Tierra
más me gusta el Vino"

Tito Fernández

2 Opiniones:

Blogger Lulú said...

Godzilectra!!!!Jajaja, es lo más divertidamente épico que he leído.Tremendo personaje Don Camote.

diciembre 02, 2005 6:39 p. m.

 
Blogger Tole said...

salud!

diciembre 04, 2005 5:18 p. m.

 

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